Una metáfora es un tipo de tropo o figura retórica que traslada el significado de un concepto figurado a otro real, estableciendo una relación de semejanza o analogía entre ambos términos.
Las metáforas son palabras cuya asociación es sugerida o convocada en un texto. Esta asociación produce relaciones que redimensionan el significado literal de las palabras.
En las metáforas, operan tres diferentes niveles:
- el tenor, que es el término que es convocado de manera literal;
- el vehículo, que es el término figurado y donde yace la fuerza expresiva de la metáfora, y
- el fundamento, que es la relación entre el tenor y el vehículo.
Así, en la metáfora “sus cabellos son de oro”, “cabellos” sería el tenor, “de oro” sería el vehículo, y el fundamento sería el color dorado que comparten ambos.
El símil, también llamado comparación, es una figura retórica que consiste en establecer una relación de semejanza o comparación entre dos imágenes, ideas, sentimientos, cosas, etc. La palabra, como tal, proviene del latín simĭlis.
Una característica fundamental del símil como figura literaria (y que lo diferencia de la metáfora), es que el símil es introducido por un elemento relacional, es decir, una palabra que establece una relación explícita entre dos elementos como, por ejemplo: como, cual, que, se asemeja a, semejante a, similar a, parecido a, etc.
De este modo, el símil permite conectar diferentes elementos de una forma simple y eficaz para ofrecer una nueva forma de ver o entender una cosa determinada, pues opera trasladando las características o rasgos, simbólicos o evidentes, de una cosa a la otra.
En el símil se ve claramente cómo se está comparando un concepto con el otro, mientras que la metáfora descarta el elemento real para quedarse solamente con el ficticio. El símil siempre será una comparación, en la metáfora se entiende cuando se utilizan frases en sentido figurado.
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